viernes, 26 de septiembre de 2008


- Que vaya lo mejor posible...
- No, no va a ir lo mejor posible. No va a ir bien. Creí que vendrías a hablar conmigo.

El día no se ha acabado pero como si ya, nada más empezar, lo hubiera hecho. Él no va a venir, ni ahora ni hoy. Vendrá el domingo -quizá- si no tiene cosas que hacer, si sus amigos no le han propuesto un plan.

El difícil remendar las cosas mal hechas cuando las ideas se han agotado. Me cuesta pensar que en su vida ha dado un salto de un año y todo vuelve a ser como antes, cuando en la mía la vida directamente se paralizó hace mucho tiempo. Ni con pastillas, ni con el incentivo de ir a clase, ni con nada puedo superar esto. Sólo necesito que venga por sorpresa y me demuestro que me aprecia y... yo qué sé, lo que sienta que deba hacer. Sólo quiero que se decida a prestarme diez minutos de su atención, a mí, a la persona que, se supone, aún quiere. Aunque a este ritmo no sé por cuánto tiempo...

No importa lo que haga por mejorar mi estado de ánimo, porque ahora es cuando los demás tienen que hacer por mí. ¿Pero qué demás, si los demás se van con él, o siguen sus vidas? Conozco esta sensación de vacío porque ya la he tenido antes, pero nunca ha ido seguida de la tremenda soledad en la que estoy, en Castellón, rodeada de gente pero a la vez más sola que nadie, sin amigos, sin apoyos, sin familiares. Todos tienen sus problemas, sus deseos y sus preferencias. Y sé que le prefieren a él. Y sé que él prefiere que le prefieran.

En el fondo de su corazón, tanto le da que me muera o que me ponga a bailar sevillanas... Porque una persona no necesita estar en un ataúd para sentirse más muerta que viva.

No hay comentarios: