domingo, 31 de agosto de 2008

Donde empiezan todas las historias

Pasó igual, otra vez. Hacía unas pocas horas había habido una tormenta eléctrica y mi imaginación se veía desbordada. Así empiezan todas las historias que conozco, me temo. A los cuentos normales se les suele añadir el amor, un poco de misterio, aventura y melancolía para que, mezclándolas de manera única, te sorprenda un relato de lo mejor, digno de ser leído y recordado.

En mi caso no pasa así... casi nunca pasa así. Igual que hoy, las historias son monótonas y faltas de ingenio. A lo mejor sí tienen algo de amor y melancolía, pero nada que no puedas encontrar en una vida corriente. Mi historia es como la de los hermanos Bodelaire, una serie de catastróficas desdichas que no paro de intentar frenar con empeño. Pero qué importa, si nada de lo que haga acabará siendo malinterpretado -o directamente tergiversado, como esta vez-.

Esta vez he notado cómo la gota caía, igual que en el dicho ese del refranero popular. De repente el vaso se ha desbordado sin que ni siquiera yo haya hecho algo para que fuera así. A lo largo de mi vida han habido muchas veces para arrepentirme por haber manipulado una situación, pero no esta. Hace mucho tiempo que dejé el oficio, honey, y te prometí que no volvería a hacerlo.

¿Por qué es tan difícil creerme? ¡Esta vez estoy convencida, joder! No hay falsas memorias, no hay remordimientos, porque todo ha sido legal. No ha rozado la ley, no ha sido una postdata. Sólo hay fuerza y ganas de que este día hubiera acabado bien.

Ya no sé cómo intentarlo...

Así acaba esta historia de melancolía, cuando me vaya a la cama. No sé si soñaré, no sé siquiera si podré dormir, pero de esta historia tan horrible sólo puedo dar por sentado que no será porque me sienta culpable, sino porque me siento demasiado legal. Porque pase lo que pase, las cosas ocurren como si las hiciera mal una y otra vez.

¿Pero los dioses no se aburrirán de seguir añadiendo vulgaridad a mi vida? Sólo que me dejen estar, un tiempo en tranquilidad, sólo quiero...

Qué más da. Me voy a dormir.

No hay comentarios: