sábado, 16 de enero de 2010

Esperanzas (?)

Como era de esperar en mí, hoy tampoco puedo dormir. Pese a que son casi las tres de la madrugada me mantengo aquí, en vela, tras ver una película que apoyaba el derecho de blancos y negros a casarse juntos, y a la igualdad entre 'razas'. Cuanto menos, interesante.

Después de eso, me pongo a hablar con un muchacho que está perdiendo las esperanzas en conseguir a la chica que le gusta... por pura timidez. Y he recordado algo que me ha pasado, y que en el fondo a mí me insufla mucha vida y esperanza para un futuro quizá venidero (pero sí, siempre, inesperado).

Hace muchos, muchos años... creo que fue la segunda vez que hice el Camino de Santiago, si no me equivoco en el año 2001, conocí a este muchacho la única noche que dormí en un albergue. Fue el mismo día que me dijeron que tenía una tendinitis aquílea y que si seguía podría acabar en silla de ruedas.

Total, como más o menos andas lo mismo y al mismo ritmo, durante unas cuantas jornadas nos fuimos encontrando... y la verdad es que cada vez me gustaba más. Pero bueno, mientras yo era una niña, él era todo un joven universitario (o pre universitario, no lo recuerdo), pero aún así conseguí que me diera su msn. A mí la verdad es que él me había tocado un poco la fibra sensible, y en seguida le agregué, pero lo cierto es que casi no hablamos.

Por casualidad, su msn no desapareció de entre mi lista de contactos, y después de muchos años (rondba el 2007 ó 2008, creo) retomamos una conversación extinta, y decidimos quedar. Y volvimos a quedar. Cada vez que nos veíamos podían pasar meses, pero bueno, de una u otra manera nunca acabábamos olvidándonos el uno del otro.

Por estas fechas del año pasado tuve un gran problema y él decidió escuchar, y me invitó a su casa. Pasamos la noche juntos y, al final, algo sucedió entre nosotros. Algo breve, sólo un día, pero ahí estaba. Si no seguimos fue porque ninguno de los dos encontraba un sentido a empezar una relación a la que no le veíamos futuro... pero para mí significó un poquito más que eso. Lo que yo aprendí es que, tras ocho años, había hecho un poquito realidad el deseo de una niña, y eso nos puede enseñar a todos que la vida da tantas vueltas que la mayoría de las veces no es necesario intentar manejar las posibilidades, porque al final, si han de venir, las cosas llegan.

Y con este descubrimiento me voy feliz con mi insomnio a la cama. Para que no se diga, que a vece la cabeza sirve para pensar cosas buenas también.

Buenas noches :).

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