lunes, 7 de diciembre de 2009

¿Entiendes por qué no me quiero ir?

Hablo de gente, y hablo de sonrisas. Las personas a veces te pueden sorprender gratamente, y creo que lo más importante es estar abierta a esa posibilidad.

Hoy estábamos los españolitos volviendo de comer en un café cercano, mi favorito —ojalá tuviéramos algo así en Castellón—, y una señora de una tienda de antigüedades donde he ido de vez en cuando a comprar regalitos cuando nos vio se puso bien contenta: my little girls, my spaniards!. Y que entráramos a ver a su hermana, que también le haría ilu vernos... y claro, nosotros entramos.

Qué buen rato, qué honor, qué monas. Ellas dos diciéndonos que nos echarían de menos, que les enviáramos alguna postal desde España, que volviéramos. Incluso nos dieron un regalito para que nos acordáramos de ellas. Es muy, muy bonito que alguien te recuerde con una sonrisa.

Ojalá en muchos otros lugares hubiera gente como esta.

Quiero, a veces deseo con todas mis fuerzas que el hecho de que esta sea mi última semana se convierta en una pesadilla, y el domingo por la mañana me despierte en la misma cama de los últimos meses y diga 'oh, si en realidad nada ha pasado'.

A veces no me creo que los meses hayan pasado y que ya sea ya. El Todayland a veces no es tan agradable como lo deseamos.

No hay comentarios: