martes, 7 de octubre de 2008

In my world

Es ponerme a escuchar esta canción y el mundo cambia. Está, quizá, todo más teñido de colores sepia, la gente ya no habla ni se mueve por voluntad propia, sino que todo está puesto ahí porque ha de estarlo para mí.

En cuanto me sumerjo en mi mundo, todo parece más triste y lleno de problemas invisibles, parece que las paredes griten cariño y reconocimiento, y el suelo una apatía magna. Y ante esas diferencias, las esquinas, donde converge todo, se convierten en agujeros negros que van arrastrándome y haciendo el caminar más pesado y difícil. La gente sólo tiene cara cuando yo le he pintado un rostro, y aunque intento hacerlos lo más bellos posibles, sus ojos deben ser siempre imperfectos para, una vez acabado, apartarse de mí... de esa yo que ahora llora a oscuras con el sonido de la guitarra y la voz.

Al acabar las últimas notas, eso que antes era visible se repliega otra vez hacia mí. Las fachadas vuelven a ser sólo de color y el suelo nada más que pavimento sobre el que pisar. Lo demás se queda dentro de mí.

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