martes, 26 de agosto de 2008

Deber

Hace tiempo perdí la cuenta de qué le debo a los demás. En realidad, creo que es tanto que mi boli no dio para apuntarlo todo y empecé a perder la cuenta, igual que la he perdido con otras mil cosas más. Supongo que conservo el uso de la razón por alguna extraña coincidencia, y aún así creo que sólo ha sido por hacer de le las cosas minúsculas pastillas que luego iba tragando poco a poco.

Y el estómago lo tengo lleno de ellas, ya no me cabe ni un alma ahí dentro.

Esto es escribir por escribir... y lo cierto es que me gusta, me libera. Si tuviera algún día de estos tener que afrontar otra pérdida no sé cómo lo aguantaría, porque soy tan inconformista como para pensar, dar el primer paso si es necesario, pero luego durante años sigue esa persona dentro de mí, ocupando su lugar como píldora.

¿Y por qué no tengo unos jodidos jugos gástricos que borren todo eso? Me imagino que es porque cuando me atropelló el camión no tuve la suerte suficiente oomo para que se me borrara la memoria, y todas aquellas piedras con las que me golpeé dieron como único resultado unos cuantos chichones, nada más. Hay que ser tonta y tener la cabeza bien dura... Ahí, representando a la raza.

No hay comentarios: