jueves, 1 de noviembre de 2007

Modesta reflexión

Inanimado ser que todo lo puedes con tu abstracta figura. Todopoderoso, que juegas, embustes y te ríes a carcajadas, que tienes tu contrapuesto tan cerca y a la vez tan lejano... A veces el corazón es tan inmutable que sus decisiones son inamovibles, ante todo y todos, pase lo que pase. En cambio también puede ser flexible y temporal, caprichoso sentimiento que, cuando menos lo esperas, ha desaparecido por una rendija.

¿Vale la pena dejarse llevar por él? ¿Qué hay más allá que desconocemos al seguir sus dictamenes?

No sé, esa emoción nos tiene tan consumidos...

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