domingo, 14 de octubre de 2007

Borracha Oo

En principio iba a ser la parte 07 de la 'novela', pero acabó siendo tan mío que... imposible. Lo cuelgo aquí, ya que no tiene cabida en el otro blog.
Saludos.

Cerveza. Ed Wood. Parecen alicientes suficientes para ponerse a escribir. Después de dos litros el líquido amargo parece que empieza a subirse a la cabeza. En realidad la detesto, su sabor hace que tuerza la cara, pero no hay nada mejor para estos momentos. Sola, en unidad con la nada.
¿Dónde está Allen? En su despacho trabajando, igual que debiera hacer yo, pero después de dos horas de ardua tarea decido decantarme por una ligera cena a base de calabacín y cerveza. Dejar correr la vida igual que el alcohol por mis venas, esa es mi misión. Morir en mi soledad acompañada.
Otro trago. Pero qué mala está. Sólo me queda un poquito para pasar a la sidra. Bebo compulsivamente y porque sí, no importa nada más. Acabaré con todo.
Algo va tomando el poder sobre mí. Los dientes se me han dormido, la vista se nubla y tengo la sonrisa a flor de piel. A diferencia del resto nunca me han entrado ganas de llorar, por muy deshecha que estuviera mi vida. Es sólo un motivo para seguir bebiendo, nada más.
Me desabrocho el sujetador, qué libre me siento. Me duele la barriga de tanto líquido pero no pararé, no se lo merece. Esta noche acabaré muy borracha y sola, tumbándome en la cama. Que me viole si quiere, me dejaré hacer. Laissez faire.
De un trago acabo la cerveza y empiezo con la sidra. De otro trago acabo el primer vaso de sidra. ¡A mi salud! Hoy deseo emborracharme hasta caer redonda. Mañana vomitaré, moriré de dolor si es que llega la resaca. ¿Qué importa? Me sirvo con poca puntería el siguiente vaso, con una pequeña risita.
¿Sabes cuánto me duelen los músculos? ¿Sabes cuánto me duele vivir así? No me importa si mañana no tengo con qué vivir, la novela que estoy traduciendo es una basura y no soy capaz de encontrar el aliciente para escribir la mía propia. ¿Qué hago, le pongo estilo a la que tengo entre manos?
Leo para documentarme, para inspirarme, pero nada surge efecto. Todas son grandes obras, pero mi talento ha quedado escondido. Bebo para inspirarme y lo único que consigo es emborracharme. ¿No doy pena? Queriendo ser la mejor, sólo he conseguido sentirme poco realizada. ¿Dónde quedaron los sueños? Tirados a la basura.
Salud, salud de nuevo por mí y por todo aquél que se quiera meter en mi trago. Poco me queda para acabar también la botella de sidra. Sólo un vaso, uno de esos transparente y con gatitos dibujado. Infantil hasta a esta edad. Única en mi especie, rara de encontrar. Mala, amarga como la cerveza. Por eso la tomo, para brindar por mí.
En el siguiente y casi último trago estarán reflejados todos mis pensamientos. Jamás he bebido así como hoy, cada vez que ‘tomaba’ era acompañada y para darle el puntito a la celebración. Ahora bebo sólo por el hecho de sentirme ebria, por lo mismo que otros tantos como yo en un sábado noche. Ellos en sus discotecas bailando con centenares de personas y yo aquí, sin más.
¿Por qué me cuesta tanto el último vaso? Quiero tener una hija preciosa que se llame Alma, como yo. Pero que tenga una, no como yo. Quiero amarla, contarle cuentos y vestirla cada mañana. Sufrir con sus sufrimientos y reír cuando esté alegre. Quiero besarla cada noche para poder dormir con su acompasada respiración en mi memoria. Quiero acostarme y que me abracen esos brazos, que me hable esta voz hasta caer en un dulce y profundo sueño del que no hay que despertar. Quiero vida, sonrisas, y no soledad como en estos momentos.
Te quiero a ti, ¿por qué tanta dificultad? ¿Por qué no me dices que me amas? Sólo te deseo a ti y todo lo que pueda venir contigo.
Mis dedos van solos. El efecto del alcohol sube a mi cabeza y me hace volar en alas de las lágrimas que en estos momentos aparecen en mis ojos, cruzan mis mejillas y se estrellan en el nuevo pijama.
¿Pido mucho no queriendo sentirme sola en mi cuarto? Estoy bajo un cielo estrellado, ese mismo que me acompaña cada noche cara al ordenador. Pero nunca sale algo bueno, nunca me siento realizada con lo que escribo. ¿Y hoy? ¿La sidra será el punto para hacerme sentir bien?
Se acabaron las botellas, se acabó la inspiración. Y estoy llorando. Quiero llorar, la verdad. Quiero soltar lo que tengo y lo que no tengo dentro, liberarme de ello. Quizá así no vuelva a pasar por mi cabeza y mi corazón. Así tendría tiempo para centrarme en las posibilidades que tengo a mi disposición y disfrutar de ellas.
¿He de asumir todo lo que tengo a mi alcance o centrarme en todo lo que esté más allá? ¿He de vivir esperando o trabajar por todo lo que se me ha permitido tener en estos momentos?
¿POR QUÉ NADIE RESPONDE A MIS PREGUNTAS?






¿Ser guapa me salvará del Apocalipsis?

No hay comentarios: