domingo, 15 de abril de 2007

Paciencia

Las palabras de una esfinge encarnada en una princesa en lo alto de una torre. Un dragón bravo en la puerta, ranas intentando flanquearla. La voz de la experiencia habla por la boca de una niña, el día es cuando sale la luna y en la noche está el sol. Todo da vueltas y se convulsiona alrededor de un círculo negro y profundo que está bajo el suelo pero que asciende hacia el infinito. Más allá del infinito. Más allá del más allá del infinito, y así sucesivamente hasta que llegue el fin de los tiempos y toda la molestia invertida en tanta parafernalia sea borrada del mundo. Sin decidir si ha sido bueno o malo, si va a haber recompensa o castigo.

Sólo el vacío...

Trata de cautivar los sentidos, ranita, intenta presentar tu propuesta como la definitiva, bombardea el objetivo con publicidad subliminar. En breves instantes seguiremos con la película, gracias.

La locura, la esquizofrenia lucharán contra tí, se posarán detrás de la oreja para susurrarte palabras de temor y desconfianza. Es probable que sea hora de darte la vuelta, quizá en realidad sea la voz de la razón la que intenta infundirte las fuerzas suficientes como para abandonar antes que acabes destrozado bajo las zarpas de un dragón, o bajo la decepción al ver los labios de la princesa que debes besar. A lo mejor al miraros a los ojos, el destello del arma de la desilusión os haga sentiros mal y la verdadera realidad os aplaste con un yunque la cabeza.

Nada es lo que parece a simple vista, no es oro todo lo que reluce. Y aunque los cuervos no hacen distinción, si fuéramos como ellos no nos llamaríamos humanos, sino cuervos.

¡Never more!

No hay comentarios: