martes, 13 de enero de 2009
Asueño
No entiendo por qué sigue pasando. Los ojos me pesan, pero la cabeza es una autopista que recorre el lugar a mil por hora. Nunca para, nunca descansa. Anoche creo que, en sueños, me encerraron por presunta asesina; anteanoche grité sin voz hasta quedarme afónica, y cuando la voz retornó estaba sola.
Tengo un interruptor y parecen haberle dado al on. ¿Qué pasa ahora? Las ropas van cambiando gradualmente, empiezo a ser otra vez una sirvienta a los designios silenciosos del amo. Y me gusta, que conste, pero... demasiado rápido, mi autopista va demasiado rápido y no hay prisa. Ahora nadie da más que nadie, él siempre ha hecho muchos esfuerzos por mí. ¿Y si me da miedo? Oye, ¿dónde está toda mi entereza, toda la frialdad que los años me han dado?
Hoy, durante un instante, me he vuelto a sentir agredida. Un recuerdo viscoso se ha colado y me ha desgarrado la piel, y su mano estrangulaba mi cuello. Tras esto un camión ha atropellado y pisoteado mi mente y he caído en un vacio infinito. ¿Por qué nadie se ha dado cuenta? ¡Que alguien hubiera venido! ¡Que alguien me hubiera agarrado fuerte a la realidad...!
Estiro los brazos dentro del pozo, esperando que alguien los recoja y me hunda en su pecho cálido. Pero no puedo esperarlo, tengo que buscar un agarradero y salir por mi propio pie.
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