Cuando parece que tienes menos tiempo para todo es el momento en el que el universo entero se pone de acuerdo para pararte en seco y hacerte respirar hondo. En mi caso han llegado las migrañas, como si tuviera un montón de enanos cavando en una mina muy profunda dentro de mi cabeza para encontrar oro. Mineral que, por supuesto, no hallarán.
Indagan detrás de mis ojos y me vuelven ciega al sol, buscadora de la oscuridad; aunque parezca una locura la música dura me relaja tanto como Beethoven. Sólo he de dejar de escucharme un poco.
Es curioso, cuando llega la calma miras atrás y consigues la perspectiva suficiente para distinguir con claridad lo que es y fue. Entonces las cosas que dabas por sentado aparecen como horrorosas, y las más terribles se convierten en algo que debía estar ahí y punto.
Al final te vuelves vieja ante pensarlo. ¡Y tanto! Los días no pasan, vuelan. Y si dejas que se arruine el presente estás perdido. Todo forma parte de un conjunto que empieza en mí misma. Y esta vez no me dejaré asustar, porque estoy bien... y lo seguiré estando.
Con los años he aprendido a tomar o dejar las cosas, a saber cuidarme por mí misma. Tengo las causas y las consecuencias en mi mano, en una semana seré un poco menos cría... pero no habrá cambiado nada, como siempre. Seré o no seré mayor, eso no me inclumbe, pero soy consciente. Siempre.
1 comentario:
roba roba ^^
tampoco es mía.. así ke...
^^
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