lunes, 19 de enero de 2009
Cambios
Mírate, tan igual y tan cambiado... Tienes la mirada de un hombre. ¿Tus ojitos seguirán brillando? Cómo puede cambiar la vida, Matías.
Hoy hemos hablado y te he llorado, y las lágrimas salían de muy dentro, por todo. Por las cosas que he ido dejando atrás, por todo el daño, por los reparos, por los miedos, por esta soledad que a veces atenaza mi cababeza. Y esas lágrimas han sido, en parte, curativas. Siempre voy a echar de menos lo que ya no tengo, sobre todo lo que me arrebataron de forma abrupta y cochina, las cosas por las que no pude hacer nada, como puede ser Neko -lo sé, tema recurrente-.
No sé de qué extraña manera, pero necesito palabras de ánimo y un fuerte abrazo. Quiero sentirme un rato protegida y en paz, que alguien sea capaz de hacerme dormir un ratito a su lado, y que duerma por pura confianza. Sólo quiero un tacto suave en mi pelo. ¿Puedo yo sentir todo eso, o sólo soy la persona que reparte los cariños?
Me apetece, puestos a pedir, que me susurren todas las cosas que nunca se me ocurriría pensar de mí, eso que a toda mujer le podría subir el ánimo. ¿Por qué no? Alguien habrá en este jodido mundo, aunque sea sólo una persona, que pueda pensar que soy 'interesante'...
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