Aunque estoy reventada, quiero hacer una breve actualización hoy, para no perder el ritmo, como el de la canción que estoy escuchando o el tintineo del cascabel de Neko que llevo al cuello.
A veces, al escucharme, aún creo que él está entre nosotros. De hecho, creo que no he asimilado que no siga respirando, que su suave pelo no se restriegue junto a mi nariz por las noches. Hoy, cuando he ido a cenar a la cocina he escuchado el incesante sonido y he tenido que mirar hacia atrás por si me estaba persiguiendo, como siempre. Y al no verlo... al no verlo... corren las mismas lágrimas saladas que ahora, por recordarlo. Sólo en momentos como este, que le veo en mi cabeza, es cuando me doy cuenta que él no está. Te echo de menos, gatito.
¿Y por qué acabo hablando de esto? Quizá el cansancio me lleve a desvariar. Y tú tan frío, tan... ¿qué no te da igual?
Asdf, el dolor de espalda habla por mí. Soy crítica, pero tengo corazón. ¿Y tú?
No hay comentarios:
Publicar un comentario